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El voto hispano ha ganado un peso decisivo en las elecciones de Estados Unidos. Con un 19% de la población total y representando un 15% del electorado, los hispanos conforman el segundo grupo demográfico más relevante del país. En las próximas elecciones presidenciales, donde se enfrentan Kamala Harris y Donald Trump, se espera que los 36 millones de hispanos con derecho a voto desempeñen un papel fundamental. Las cifras de participación electoral han crecido en las últimas elecciones, alcanzando un 53.7% en 2020, y se proyecta que ese porcentaje aumente en noviembre de 2024.

La comunidad hispana también es un segmento joven dentro del electorado: el 31% tiene menos de 29 años, lo que implica una orientación hacia temas que afectan a las generaciones más recientes, como la deuda universitaria y el acceso a la vivienda. Además, al estar formada en su mayoría por hispanos de segunda y tercera generación, la juventud hispana tiende a relacionarse con preocupaciones comunes a otros segmentos demográficos, lo que amplía su papel en la agenda electoral.

A diferencia de otros bloques, el voto hispano es muy diverso y geográficamente disperso. Aunque estados como California, Texas, Florida y Nueva York tienen importantes concentraciones de población hispana, su presencia en “estados pendulares” como Pennsylvania y Arizona hace que su apoyo sea codiciado. La heterogeneidad del voto hispano refleja sus variados orígenes y la diversidad de sus prioridades, que no siempre coinciden con los temas que tradicionalmente se han asociado con esta comunidad, como la inmigración.

Históricamente, el voto hispano ha favorecido a los demócratas, pero en los últimos años ha mostrado una inclinación hacia el Partido Republicano. En 2012, Obama contó con el apoyo del 77% de los hispanos, mientras que Harris lleva una ventaja de entre 14 y 18 puntos sobre Trump, evidenciando una tendencia hacia una votación más equilibrada entre ambos partidos.

Además del impacto electoral, el voto hispano también tiene una fuerte influencia cultural. Tanto Harris como Trump han lanzado mensajes en español y han contado con el respaldo de influencers hispanos, reflejando cómo la cultura y el idioma español se han integrado en la comunicación política. Este fenómeno subraya la importancia de la comunidad hispana no solo como electorado, sino como un pilar en la sociedad estadounidense.

 

 

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