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Cuando hablamos de educación superior en América, el papel de las universidades hispanoamericanas es fundamental. Estas instituciones pioneras no solo antecedieron por siglos a otras en el continente, sino que sentaron las bases del conocimiento y la innovación en el Nuevo Mundo.
La primera universidad en América, la Universidad de Santo Tomás de Aquino, se fundó en 1538 en la actual República Dominicana. Le siguieron la Universidad de San Marcos en Lima y la Real y Pontificia Universidad de México, ambas establecidas en 1551. Estas instituciones, conocidas como «la Decana de América» y precursoras de la UNAM, respectivamente, marcaron hitos en la historia de la educación.
Durante los siglos XVI y XVII, otras universidades como la de Córdoba en Argentina (1613) y la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino en Colombia, también desempeñaron un papel crucial en la formación académica y cultural.
Estas universidades no se limitaron al saber religioso; fomentaron avances en ciencia, filosofía y arte. Hoy, instituciones como la UNAM, San Marcos y Córdoba son herederas de este legado, consolidando a Hispanoamérica como un referente en educación superior y demostrando que las raíces de nuestro aprendizaje son profundas y trascendentales.
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