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El 18 de enero de 1535, Francisco Pizarro fundó en el valle del río Rímac la ciudad que, en sus inicios, se conoció como Ciudad de los Reyes. ¿El motivo de su nombre? Un homenaje a la Epifanía, ya que los exploradores enviados por el conquistador partieron el 6 de enero. El lugar no fue escogido al azar: ofrecía suelos fértiles, un clima templado y una posición estratégica cerca del Pacífico, pero lo bastante alejada para protegerse de ataques piratas.
Con la colaboración de Diego de Agüero y otros compañeros, Pizarro diseñó personalmente la futura capital: 177 manzanas dispuestas en cuadrícula, con una majestuosa Plaza de Armas en el centro. Muy pronto, su puerto, El Callao, se convertiría en una importante vía de intercambio comercial con España, consolidando a Lima como eje político y económico del Virreinato del Perú. Eventualmente la ciudad asumió el nombre de «Lima», que significa “río hablador” en quechua.
Hoy, a 490 años de su fundación, la ciudad sigue sumando capítulos a su historia. La Municipalidad de Lima (@munlima) ha anunciado el regreso de la estatua de Francisco Pizarro, esculpida por Charles Cary Rumsey, al centro histórico. Será reinstalada en el pasaje Santa Rosa, devolviéndole su lugar en el corazón de esta urbe que, con cada aniversario, reafirma su legado cultural y su espíritu de transformación.
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