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Cuando España y América se encontraron, no solo se cruzaron pueblos, lenguas y costumbres, sino también ingredientes y sabores que transformarían la gastronomía para siempre. Este intercambio culinario no fue unidireccional: América aportó productos esenciales que hoy son la base de la dieta mediterránea, mientras que España llevó especias y técnicas que enriquecieron la cocina del Nuevo Mundo.

Desde América llegaron a España ingredientes que parecían exóticos en su tiempo y que hoy resultan imprescindibles. La patata revolucionó la alimentación europea, el tomate se convirtió en la esencia de salsas y guisos, y el cacao encontró en España su puerta de entrada al viejo continente. La vainilla, el maíz y los pimientos también fueron parte de este regalo gastronómico.

Por otro lado, España introdujo en América especias que dieron vida a platos emblemáticos. El azafrán, el comino y la canela se incorporaron a recetas como el mole mexicano, mientras que el pimentón aportó profundidad a los guisos criollos. La fusión de ingredientes europeos y americanos dio lugar a una cocina mestiza, rica en matices y con un sello único.

La gastronomía es testigo de la historia, y en cada plato con pimientos, en cada chocolate caliente y en cada arroz especiado, se saborea el legado de un intercambio que unió dos mundos a través de la mesa.

 

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